viernes, 2 de octubre de 2009

Si soy hijo de Dios ¿Por qué peco?

En más de una oportunidad nos hemos hecho la pregunta ¿Si soy hijo de Dios por qué peco?. Es más, es el señalamiento sempiterno de quienes NO quieren tener nada que ver con Dios, para tener una excusa "razonable" delante de quienes SI queremos tener algo que ver con Dios. Para ellos, somos unos hipócritas porque negamos el pecado, sañalamos el pecado, culpamos el pecado, y siempre pecamos en algo.

Sí, es cierto, tanto pecan los que no conocen a Dios como los que lo conocemos, la diferencia está en que, quienes no conocen a Dios caen y caen en los mismos pecados sin remordimiento alguno; caen y caen en los pecados continuamente, sin luchar contra ellos o contra el gusto de cometerlos; mientras que los que conocemos a Dios, pecamos pero "hacemos una lucha por ya no practicar" el pecado. Nos explicamos,el creyente peca pero está consciente que lastimó a Dios e inmediatamente inicia una batalla por dejar de hacer ese pecado; el creyente tiene una contienda personal por dejar no solamente ese pecado sino también el otro, y el otro, y el otro, para tratar de ser cada día más agradable a Dios, y por ende para los suyos y los extraños. A eso se le llama "testimonio de vida del creyente". Al menos eso es lo que nos dice el apóstol Juan en 1era. de Juan 3:7.

Hemos creido todos los que estamos dentro y creen casi todos los que están fuera del evangelio de Jesucristo, que el hecho de seguir a Cristo nos hace santos y perfectos, pues no. Santos sí somos porque El mismo nos lo dice, y esa expresión lo indica: Santo es apartado para Dios, pero la perfección es lo que tenemos que ir logrando con la lucha diaria. Si decimos que tenemos 25, 30 ó 35 años de ser creyentes, la persona que nos conoció y nos vió hacer 25, 30 ó 35 años atrás, hoy, debiera de ver a un Carlos diferente, a un Alfredo diferente, a un Essteban diferene, a una Carmen diferente, etc. Para inyectarle el entendimiento de que SI vale la pena, seguir a Jesús.