miércoles, 31 de diciembre de 2008

El orden de Dios en contra del de los hombres

Es notable y comprobable que cuando Dios creô al mundo y al hombre, el orden que impuso fue que primeramente se le debîa dar el primer lugar a EL (Gênesis 3: 8-9), por eso dejô por escrito tambiên que es un Dios fuerte pero celoso y que no acepta otros dioses representados en imâgenes (Exodo 20:5). Luego, es evidente tambiên que la primera organizaciôn que creô fue la familia: No es bueno que el hombre (o mujer) estê solo (a) y dejarân padre y madre (separaciôn) (Gênesis 2:18 y 24). Fue mucho mâs adelante durante el Exilio, que Dios "permitiô" el concepto de grupo para que los suyos se reunieran a adorarlo (Exodo 25 y 26 enteros).

El Orden perfecto de Dios es: Dios, Familia y Congregaciôn, lastimosamente el hombre ha tergiversado los conceptos de Dios y no desde hace poco tiempo, y asî, vemos que hoy en dîa es mâs importante la Congregaciôn que la familia. Jesûs estaba consciente de ello, por eso en uno de los muchos enfrentamientos que tuvo con gente religiosa pero hipôcrita les dijo: Vosotros no dejâis que un hombre o una mujer ayuden a sus padres, diciêndoles que la ofrenda es sagrada (Corbân) y que no pueden tomar de ella para darles de comer INVALIDANDO LA PALABRA DE DIOS CON VUESTRA TRADICION (ver Marcos 7:11-13).

El concepto de amar a Dios y luego asistir (o fortalecer) a la familia antes que a otra organizaciôn es muy fuerte en la escritura: Vemos a un Abraham padre de los creyentes, luchando y sufriendo por alcanzar la promesa; vemos a un Jacob que declara: Irê al paso de mi oveja mâs dêbil y cansada; vemos a Jesûs haciendo la declaraciôn antes expuesta; vemos a los discîpulos con sus familias unidas predicando y profetizando (ver la vida de Felipe), y luego en tercer plano vemos la importancia de la Congregaciôn. NO ALTEREMOS EL PLAN DE DIOS siguiendo el de los hombres. Sin embargo, seamos obedientes y NO dejemos de congregarnos, dando el justo valor al Orden de Dios.