jueves, 19 de marzo de 2009

El que no trabaja... entonces que no coma.

Con la crisis económica mundial existente, no debemos confundir ésta expresión de Pablo creyendo que porque estamos desempleados no tenemos derecho de alimentarnos. No, el concepto y las circunstancias bajo las cuales Pablo afirmó ésta expresión se refieren explícitamente al trabajo DENTRO de la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo (Segunda de Tesalonisenses 3:10). Nos explicamos.

Existen personas que creen que por trabajar para la "obra del Señor" ya tienen que ser mantenidas por la congregación, espiritualizando muy a su favor, el trabajo dentro de la congregación. La Palabra de Dios no solamente está de acuerdo en que el obrero tenga un salario digno, sino lo exhorta a que así sea (perdonen pero no encontré el verso), pero ese salario no debiera de ser ni cargoso para la congregación ni fuera de la realidad.

La Escritura nos da ejemplos perfectos de esto, Abraham hacía altares a donde iba, pero criaba ganados; David adoraba a Dios con su arpa, pero cuidaba el rebaño de las ovejas; Pablo mismo predicaba el evangelio y lo escribía para inmortalizarlo, pero hacía tiendas para vender. Hoy, los que en alguna medida poseen un liderazgo no debieran de salirse de ese patrón, para ser y dar testimonio. Pues aquí sí aplicaría la frase de Pablo: El que no trabaja... entonces que no coma. Entendamos algo, el evangelio es un medio de "dar" vida no un medio para "ganarse" la vida, de lo contrario no sería "un llamamiento", sino un empleo más.