sábado, 6 de junio de 2009

Y no olvides ninguno de sus beneficios.

Una de las características negativas o si usted lo prefiere, una de las desvirtudes del hombre en general es el olvido. Olvidamos con mucha facilidad lo que nos ha acontecido en el pasado por ello es que repitemos los errores y las faltas. Dicen los grandes historiadores que por no recordar la historia es que los pueblos viven cometiendo los mismos errores en lo político, en lo social, en lo cultural, y ahora vemos muy palpablemente que también en lo espiritual.

Hoy en día nuestra falta de fe se base precisamente en ese olvido, porque olvidamos lo que Dios ha hecho por nosotros y para nosotros en el pasado, es que dudamos de lo que pudiera hacer mañana por nosotros o para nosotros. Hemos comido durante muchos años por su misericordia, pero cuando vemos la situación económica mundial, dudamos, que nos provea alimento mañana. Hemos podido comprar las medicinas pertinentes al caso en el pasado, pero cuando vemos los precios de las medicinas y los hospitales hoy, temblamos de pensar ¿Qué haremos si nos enfermamos otra vez? Hemos sacado adelante a nuestros hijos en el pasado, pero cuando vemos los costos de todo lo que nos rodea hoy, dudamos tener una provisión para mañana.

En el Salmo 103 David nos exhorta a que: "No olvidemos ninguno de los beneficios que Dios ha dado a nuestra alma en el pasado", en otras palabras nos exhorta a que confiemos, que fortalezcamos nuestra fe con lo que ha acontecido en el pasado por intermedio de Dios. David nos recuerda en este mismo Salmo en el verso 8, que Dios es grande en misericordia. No sólo podemos sino tenemos que confiar en Dios, dudar del poder y del querer de Dios para con nosotros es no tener fe en EL, y eso ofende su corazón. Eso es no tener fe en EL como si ya nos hubiera fallado en el pasado, y eso sabemos que no es verdad.