viernes, 23 de octubre de 2009

Los 40 días después de la resurrección.

Nunca se ha preguntado usted, ¿Si Jesús vino del cielo para estar tres años y medio con sus discípulos, sin haber tenido antes un lazo de unión con ellos, por qué luego de resucitar y sabiendo que solamente le quedaban cuarenta días sobre la faz de la tierra, no los pasó con ellos, sino que se presentaba esporádicamente a ellos? Cuesta pensar qué, luego de haber hecho un vínculo, no sólo de amistad sino de amor, no haya querido pasar todas las horas de los cuarenta días con ellos ¿Por qué?

La respuesta, creemos, está en el libro de Hechos (1:4-7). Momentos antes de la ascención de Jesús al cielo. Hay un grupo muy pequeño de personas con él, supuestamente están todos los discípulos, y uno de ellos le pregunta: ¿Señor, restaurarás el reino de Israel en éste tiempo?. Imagínese usted el pensamiento de los discípulos en ESE momento preciso. Ya les había pasado un poco el temor de ser tomados prisioneros como su Maestro; ya les había dado confianza el ver que no era un fantasma lo que miraban sino era realmente su Señor; y rondaba en sus cabecitas el hecho de que su Maestro, su Señor, realmente sí las podía, pues no solamente había resucitado a otras gentes sino ahora había resucitado EL mismo. ¿Quién puede vencer a la muerte y no puede vencer a un batallón de soldados que tiene tomado el reino?

Si Jesús hubiese estado todas las horas de todos los cuarenta días con ellos, los discípulos jamás hubieran entendido que no era ese el momento para que Jesús tomara el reino. Y, aunque Jesús pagó el precio en la cruz, y, aunque el sacrificio de Jesús es suficiente para cubrir los pecados de todos; el plan de Dios no había terminado, según nos dice Pablo: faltaban algunos sufrimientos para que ese reino fuera tomado de una vez y para siempre (vea Colosenses 1:24). Y ¿Por qué?. Simplemente porque lo que no nos cuesta no lo apreciamos. No es que tengamos qué pagar el precio, eso ya lo hizo Jesús. Es simplemente para que nos "identifiquemos" con EL. Por eso es que creemos que Jesús no convivió los cuarenta días con sus discípulos, éstos hubieran creído con más ánimo que el reino iba a ser restaurado de inmediato.