domingo, 20 de septiembre de 2009

Muchos, medran, falsificando la Palabra de Dios.

La Iglesia de Los Corintios fue fundada por Pablo, y Dios en su absoluta misericordia quizo respaldarlo permitiendo que los "dones del Espíritu" fluyeran grandemente entre ellos, tanto así, que los mismos corintios perdieron la noción de que más importante que los "dones del Espíritu, era el Espíritu mismo" (vea 1era. Corintios 13).

Era tan grande el orgullo espiritual que se había apoderado de los corintios, que Pablo se ve en la necesidad de escribirles otra epístola. En ella les tiene que hacer ver el valor de la misericordia de Dios, haciéndoles énfasis en que la vida del creyente no solamente va de milagro en milagro, de manifestación en manifestación. Sino que, también de sufrimiento en sufrimiento. Vea cómo lo presenta Pablo en el capítulo 1, versos 3-6: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Padre de misericordias y Dios de toda consolación... el cual nos CONSUELA en nuestras TRIBULACIONES, para que podamos CONSOLAR a los que están en cualquier TRIBULACION, en la cual nosotros hemos sido CONSOLADOS por Dios mismo... Porque de la manera que ABUNDAN en nosotros las AFLICCIONES de Cristo, así también ABUNDA nuestra CONSOLACION por el mismo Cristo. Pues todo esto opera al SUFRIR todos las mismas AFLICCIONES no solamente para ser CONSOLADOS sino para que seamos SALVOS".

Y termina diciendo en capítulo 2 y verso 17: "Los que NO predican esto (que son MUCHOS) FALSIFICAN la Palabra de Dios. En otras palabras Pablo dice que todo aquél que predique el evangelio de Jesucristo, DEBE de predicar el sufrimiento, la angustia, la pena, la limitación como parte de la caminata cristiana, pues ese es el evangelio de Jesucristo. Cualquier otra predicación es MEDRAR y FALSIFICAR la Palabra de Dios. ¿Y para qué tanto sufrimiento? Uno, para que podamos ser SALVOS, y dos, para que podamos CONSOLAR a otros habiéndo sido CONSOLADOS por Dios, pues todos hemos de pasar similares sufrimientos y penas. Y eso (la consolación y la salvación) nos harán sentir la misericordia de Dios.