lunes, 10 de agosto de 2009

Las bondades de una herencia.

Qué bueno es que el hombre trabaje y cuando muera deje una herencia para sus hijos, pero, ¿De qué sirve dejarle una herencia a un hijo, si no lo enseñamos a manejar el dinero? ¿De qué sirve una herencia si no le dejamos un buen consejo? ¿De qué sirve que le dejemos dinero a nuestros hijos si el dinero los manejará a ellos?

Dios nos recomendó por medio del sabio Salomón: "Buena es la ciencia con herencia y provechosa para los que ven el sol, porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero, pero la sabiduría excede en que da vida a sus poseedores" (Eclesiastés 7:11-12). ¿Qué nos está diciendo Dios? ¿Qué nos está recomendando el sabio? Simplemente, que es bueno que el hombre trabaje, coma y llene sus necesidades con ese trabajo, pero que es bueno guardar un poco para el futuro no sólo nuestro sino también para nuestros hijos después de nosotros, pero, que los intruyamos para cuando ya no estemos, que les enseñemos que el dinero no es el fin sino un medio para alcanzar la felicidad. Que el dinero no debe manejar al hombre sino el hombre debe manejar el dinero.

En éste mismo libro de Eclesiastés Salomón nos dice en el verso 10 del capítulo 5: "El que ama el dinero, no se saciará del dinero, y el que ama el mucho tener, no sacará fruto". Hay una fórmula secreta para que no solamente nuestros hijos sino nosotros también sepamos manejar el dinero, y esto es, "dándo", "compartiéndo con el necesitado", "ayudándo a casas, comítés o asociaciones de beneficencia", ó "a personas individuales" que lo necesiten. Ese pequeño desprendimiento nos hará más humanos y nos enseñará a manejar el dinero.