domingo, 31 de enero de 2010

No os afanéis por vuestra vida.

Si nosotros lográramos quitar el "afán" de nuestra vida ¿Cómo sería ésta?. Vea usted, nuestros bisabuelos nacieron en los años finales de mil ochocientos, cuando ellos querían ir de la Villa de Guadalupe en la zona diez, hasta Gerona en la zona uno de Guatemala (un trayecto de aproximadamente quince kilómetros) en donde vivían nuestros abuelos, sus hijos. Ellos tomaban una carreta de bueyes y salían a las cuatro de la mañana (con víveres para el camino) y llegaban por veredas, barrancos y montañas, alrededor de las cuatro o cinco de la tarde, no pudiendo regresar a su casa de la Villa de Guadalupe sino hasta el día siguiente. Cuando nuestros bisabuelos murieron en los años sesentas del siglo pasado, un avión lo podía llevar a uno de Guatemala a Nueva York y traer de vuelta en ese mismo tiempo.

¿A qué viene toda ésta instoducción? A que durante la vida de nuestros abuelos, que duró casi 100 años (91 y 92 respectivamente), la vida era pacífica: ellos se levantaban con la salida del sol iban al huerto y al gallinero, regresaba trayendo los huevos del desayuno, naranjas o limones para el refresco, salían al corral y ya los vaqueros les tenían preparado el balde de leche del día para los de la casa, luego de ordeñar el hato de vacas de los bisabuelos; después los hombres se iban a las labores del campo, y nuestros padres al instituto; la bisabuela y la abuela se quedaban en la lechería vendiendo la leche, los quesos, la crema y la mantequilla. El día transcurría entre saludos y buenos deseos de todos los vecinos, todos conocían a todos o casi todos. A las seis o siete de la noche se apagaba la estufa de carbón, dejando un poco de fuego para atizarlo al día siguiente, y a dormir. Hasta que...

Hasta que... las palabras de Jesús: "No os afanéis por vuestras vidas" (Mateo 6:25, 31 y 34) fueron olvidadas por el avance de la ciencia y la tecnología. Cuando hubo biciletas, cuando hubo motos, cuando hubo automóviles, relojes finos, muebles finos, ropa de lujo, casas más cómodas, viajes en avión, colegios más especializados, etc. TODOS NOS AFANAMOS (en ese tiempo ya habíamos nacido nosotros). Hoy, la vida "ya no es quién eres sino qué tienes"; hoy, la vida ya no nos permite saludar a todos, sino sólo a algunos; hoy, la vida inicia a las cuatro o cinco de la mañana como antes, pero termina en algunos casos (muy lamentablemente) a esa misma hora pero del día siguiente. Y todo por qué, por el afán que hemos permitido entre en nuestras vidas. Jesús dijo: "No os afanéis por vuestra vida" ¿Será que si nos acercamos a EL, el único afán que debiéramos tener, viviremos tan tranquilos como los bisabuelos, y encima agrado a nuestro Señor?