lunes, 23 de noviembre de 2009

Guárdate de no volver a mi hijo allá.

Como la mayoría de creyentes conocemos nuestro Padre Abraham, el Padre de la fe cristiana, vivía en Ur de los Caldeos en Babilonia. Fue de allí de donde Dios le dijo que se fuera, que dejara esa tierra, que dejara a su parentela, y que, se fuera de la casa de su padre. La orden era muy clara, alejárse de todo ese mundo perdido incluyendo, lastimosamente, a su padre Taré. La razón de tener que dejar a su padre Taré, era porque en alguna medida se había contaminado con la adoración de ídolos, problema del cual Dios quería sacar a Abraham (vea Josue 24:1-3). Pero vemos que Abraham se equivoca, y al salir, se lleva consigo a su padre y prueba de su error es que la escritura dice: Salieron para ir a tierra de Canaán, y a Canaán llegaron, pero, Taré no llegó pues murió antes en Harán (ver Génesis 11:31-32).

¿Cuál era la razón por la cuál murió Taré? Simplemente cuando nosotros nos movemos y no es Dios quien nos ha hablado, la palabra que le dió a otro, no se cumple en nosotros. Taré, podría haber sido siempre un estorbo para nuestro padre Abraham, llevando la costumbre de adorar ídolos a sus espaldas. Pero, el asunto central en ésta historia es cuando Abraham entiende la separación que Dios quiere de SU gente con la gente del mundo. Cuando llega el momento de elegir esposa para su hijo Isaac, le dice a su mayordomo Eliezer: "Ve a la casa de mi padre y trae mujer para mi hijo de entre mis parientes, y cuídate de no regresar a mi hijo a esa tierra" (Ver Génesis 24:1-6).

Dios no quiere que su pueblo se mescle con la gente del mundo, pues le sería estorbo en su caminata. Por ello, debemos cuidar de no permitirnos el hacer alianzas matrimoniales, de negocios o de otra índole con personas que no piensan como nosotros, que no buscan lo que nosotros buscamos, que no tienen las metas que nosotros tenemos como hijos de Dios. Lo único que vamos a provocar es "estorbos" en nuestro camino. ¿Qué va a suceder el día que un matrimonio entre creyente y no creyente, quiera "presentar" a un niño al altar o lo quieran "bautisar"? ¿Qué va a pasar cuando en una sociedad entre creyente y no creyente, uno quiera dar "mordidas" para que una mercadería salga de aduanas, y el otro no quiera? El margen de ejemplos llenaría días de éste blog y la conclusión sería la misma: CUIDATE de no volver a mi hijo allá.