sábado, 17 de octubre de 2009

No apaguéis el Espíritu.

Cuando Pablo se despide en su primera carta a los Tesalonicenses en el capítulo 5 les dice entre otros consejos: estad siempre gozosos, orad sin cesar, dad gracias por todo, y luego, NO APAGUEIS EL ESPIRITU. ¿Cómo podría alguien apagar el Espíritu?

Primero iniciemos diciendo que desde el punto de vista que Espíritu fue puesto con mayúsculas, es porque no se está refiriendo a un espíritu cualquiera sino al Espíritu Santo o sea el Espíritu de Dios. Está hablando pues, de que no apaguemos aquél Espíritu que Dios nos da a cada uno "POR" medida, según nos lo narra Juan en el capítulo 3 y verso 34. Luego, entonces lo que Pablo les estaba recomendando a los Tesalonicenses, y por ende, a nosotros, es que cuidemos ese Espíritu para que no se aparte de nosotros y tengamos quién nos cuide y quien nos guíe.

¿Cómo lo cuidamos? Pablo en Gálatas 5:19-20 nos dice que es lo que NO le agrada al Espíritu: Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disenciones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y todo lo que es "semejante" a esto. Si nos ponemos a practicar todo lo anterior o parte de ello, estamos apagando el Espíritu y lógicamente, tendremos consecuencias contrarias a las bendiciones de Dios.