sábado, 29 de agosto de 2009

En aquél día.

Ya sea que usted haya leído poco o mucho la Palabra de Dios, cuando usted oye la expresión: "En aquél día", usted sabe que la Palabra de Dios se está refiriendo al día en el que Dios hará justicia sobre la faz de la tierra. Usted sabe que ese es el día en el que nada será igual para siempre, es el día en que la maldad quedará detenida, juzgada y castigada para siempre. Isaías lo profetizó de ésta manera: "En aquél día, Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente toruosa; y matará al dragón que está en el mar" (Isaías 27:1).

Apocalipsis lo dice de ésta manera con respecto al diablo y a la bestia: "Y el diablo que los engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y de noche por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 20:10); y con respecto a los seguidores de ellos nos dice: "Y ví a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras" (Apocalipsis 20:12).

No podemos confundir la misericordia de Dios que en EL es un atributo, con la misericordia del hombre en cuyo ser la misericordia es una virtud. Andamos por allí, creyendo que porque Dios es un ser bueno no es capaz de castigar a nadie, pues eso piensa la misericordia humana. Dios es bueno pero también es justo, por ello su misericordia es también justa y premia al bueno y castiga al malo. La misericordia del hombre no es justa porque el hombre mismo no es justo, por ello se puede equivocar; porque en él es una virtud, y la virtud es una disposición a hacer el bien pero es algo que puede cambiar. La misericordia de Dios hace justicia, la misericordia del hombre busca justicia aun y cuando no la haya. Pero esto definitivamente lo entenderemos mejor el día que ya no podamos hacer nada, esto es en aquél día, a menos que clamemos por la misericordia de Dios hoy.