martes, 23 de febrero de 2010

Recompensas.

En el antiguo oeste era muy común encontrar en las oficinas de los alguaciles rótulos que decían: SE BUSCA, $ 1,000 dólares de recompensa, y abajo la foto de un hombre buscado por la justicia. Mientras más grave era el delito que se había cometido, más alta era la recompensa que se daba por la cabeza de ese criminal. Habían también hombres llamados "caza recompensas", eran hombres valientes y esforzados que buscaban, encontraban, y atrapaban a esos maleantes. Ya fuera que lo llevaran vivo o muerto, éstos hombres se ganaban la recompensa.

Dios en su reino también ha establecido recompensas. Dependiendo la forma de vida de un creyente así será la recompensa que Dios tiene para él. En 1era de Corintios 3:16 nos dice la Palabra de Dios: "La obra de cada uno será manifiesta, porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno el fuego la probará, y si permaneciere la obra que uno edificó, recibirá recompensa". Y en otra escritura dice: "Lo que ojo no vio, y oído no escuchó, ni ha subido a corazón humano, es lo que Dios tiene preparado para los que le aman" (1era. Corintios 2:9). Dios es un ser cuya justicia sobrepasa la de cualquier humano. Y sabe reconocer el esfuerzo de una persona. Les ofreció a los patriarcas y a los discípulos que serán columnas en el templo en el final de los tiempos, y se los va a cumplir. A nosotros nos ofrece recompensas por nuestro esfuerzo, y tenemos que tener la seguridad de que nos va a cumpli.

En otro pasaje de la escritura dice: "Si vosotros siendo MALOS, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿Cuánto más vuestro padre no os dará lo bueno?. Podemos y debemos estar conscientes y tranquilos que Dios no va a dejar nuestras buenas obras en el olvido, y que según sea la obra que efectuemos así será nuestra recompensa.