lunes, 20 de julio de 2009

La mejor forma de predicar es el ejemplo.

Nuestra bisabuela Sofía nos enseñó que un hombre tonto gasta más de lo que gana, y que por el contrario, un hombre inteligente gasta menos de lo que gana. "El que siempre guarda... siempre tiene" era una de sus frases favoritas, y cuando usted tenía una necesidad podía recurir a ella sabiendo que iba a encontrar lo que necesitara, pues ella guardaba de todo en el cuarto de los cachibaches.

Entre otras lecciones nos enseñó que uno cuando gana diez debe de pensar que ganó nueve, y guardar ese uno con la idea de "que ese uno no existe"; de centavo en centavo se han hecho las grandes fortunas nos decía. Bueno, pues constantemente hemos tratado de seguir ese consejo, aunque no siempre las circustancias de la vida lo han permitido, el hecho es que hace un tiempo sí se pudo, dispusimos ir guardando cada moneda de quetzal que caía en nuestras manos, e irla guardando en un botellón comercial de agua pura, el punto es que cuando se llenó tenía la cantidad de Q. 7, 301 monedas. Coincidió que en esos días hubo terremotos en los paíces vecinos a nosotros y un muro de 20 metros se nos rajó, razón por la cual hubo que reconstruirlo, ese fue el momento para comprobar que "el que guarda, siempre tiene". Los hijos, los nietos y algunos amigos fueron testigos de esto que estamos narrando, y no es tan sólo uno, el que hoy está llenando su botellón de agua con monedas.

Jesús predicaba con el ejemplo, Jesús nunca dijo no sean mujeriegos estando abrazado de mujeres de la mala vida; Jesús jamás dijo no se emborrachen, al día siguiente de haberse emborrachado; Jesús no dijo no roben o no mientan, después de haber robado o mentido. Jesús predicaba con el ejemplo: jamás tocó una mujer, jamás se emborrachó, jamás mintió o robó, EL practicaba las virtudes de una buena vida y luego las predicaba. Por ello es que su evangelio ha tenido el éxito que hoy vemos, por ello ha recorrido el mundo y lo ha conquistado, porque EL primero practicaba el bien y luego lo predicaba. Por eso creemos que la mejor forma de predicar es el ejemplo. Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo, no se apartará de èl (Proverbio 22:6).