martes, 22 de septiembre de 2009

¿Con quienes se sentaba Jesús a comer?

Jesús se sentaba a comer con ladrones como Zaqueo, con mentirosos como los publicanos, con extorcionadores como los soldados, con prostitutas como María Magdalena, pero, no se sentaba con ellos para hacer lo que ellos hacían, sino para llamar su atención a que dejaran esos caminos pecaminosos. Se sentaba con ellos para enseñarles lo que Dios piensa de las personas que siguen ese camino y lo que hace con ellas si persisten en el mismo.

Jesús se sentaba con todos ellos para cambiar sus corazones, cambiar sus mentes, y que así, cambiaran de propia voluntad sus caminos. Ese era el gran pleito de los religiosos con Jesús, pues los religiosos no solamente creían sino practicaban, el hecho de que la santidad se encuentraba en juntarse solamente con los justos, en no tener contacto alguno con los que ellos creían impuros, sin darse cuenta que antes, ellos eran iguales y que por la misericordia que Dios les mostró por medio de alguien que se acercó a ellos estando en su condición de pecadores, fue que conocieron al Señor. Ese problema está hoy mismo latente en nuestras congregaciones.

Muchos consideran impuro, insano e indecente juntarse con los que ya sea por ignorancia o por debilidad han pecado. Pero todos, según dice la escritura en Romanos, todos somos dignos de muerte debido a nuestros pecados. Pero, si nos arrepentimos, si nos acercamos a Dios con humildad y con el deseo de ya no ofenderle, entonces somos perdonados. Nosotros al igual que los religiosos de la época de Cristo, no necesitamos el perdón de los hombres, lo que necesitamos es el perdón de Dios, y ese perdón viene solamente si lo buscamos a EL, no si le confesamos los pecados a otro hombre, tan pecador o más que nosotros. Es Dios quien otorga el perdón al nosotros arrepentirnos delante de EL.