domingo, 28 de junio de 2009

Con Dios no podemos tener secretos.

Cuántas veces hemos escuchado el término: "Pero no se lo digas a nadie, porque es un secreto". Secreto viene de la palabra latina "secretu" que significa "lo que no puede ser revelado", y secretaria o secretario vienen de la palabra latina "secretariu" que significa: "persona a la que se le confiere algo oculto y que no debe divulgarlo". Pues bien, todos los hombres tenemos secretos, que no queremos o no quisiéramos que otras personas conocieran, pero lo que no sabemos o no queremos entender es que delante de Dios no hay nada oculto. Las escrituras lo demuestran.

David en el Salmo 139, que es un salmo que exsalta la omnipresencia y la omniciencia de Dios, nos habla de que a pesar de que el mismo hombre fue creado en "oculto" o sea dentro de la madre, para Dios no le fue encubierto su ser (ver el verso 15); y que, mucho menos ya nacido le será oculto su corazón y su actuar, pues lo que el hombre es en lo privado tarde o temprano lo será expuesto en público (ver 1era. de Corintios 14:25). Jesús mismo cuando estuvo sobre la faz de la tierra se los dijo a sus discípulos en varias ocasiones (Mateo 10:26; Marcos 4:10 y Lucas 8:17 y 12:2) "Que no hay nada encubierto que no haya de saberse, ni nada "oculto" que no vaya a descubrirse".

Es más, Dios nos da un ejemplo práctico con respecto a sus secretos, pues EL también los tiene, con la diferencia que sus secretos no son como generalmente lo son los nuestros, vergonzosos, sino los tiene por misericordia para que no suframos o no seamos lastimados. Como sea, Dios mismo ha tenido secretos durante la historia humana (ver Proverbios 25:2 por ejemplo), pero en su tiempo se los hará saber al hombre, vea Romanos 16:25-26 en otro ejemplo, el "misterio de los tiempos"(que no es más que un "secreto") que se mantuvo "oculto" a través de los tiempos, se ha manifestado ya. Y ¿Cuál es ese misterio? Que en Jesucristo somos uno, que en Jesucristo está la salvación, que el evangelio es de Jesucristo y que Jesucristo es el evangelio. No se trata tampoco pues, de colgar todas nuestras intimidades en un blog de internet para que todo mundo se entere de nuestras vidas, recordemos que la discreción también es una virtud, nos referimos al simple hecho de que tenemos que vivir conscientes de que a los hombres les podemos ocultar secretos, pero a los ojos de Dios somos transparentes.