domingo, 29 de noviembre de 2009

Las señales o vellones en el Señor.

Hace casi 10 años, cuando nosotros necesitábamos saber de Dios si era su voluntad que siguiéramos en la congregación en la cual estábamos o ya no, nos pusimos en oración para que nos diera una señal o vellon, cuando así fue, se lo hicimos saber a uno de los pastores y era toda nuestra intención agradarlos dándo las gracias por el tiempo que nos habían ministrado. Nos sorprendió mucho la actitud que tuvo cuando nos dijo que era "injusto" estarle pidiendo señales a Dios para hacer esto o lo otro.

Un poco aturdidos aún, cuando regresamos a casa, una vez más nos pusimos a orar por ese sentimiento de culpa al cual constántemente líderes insensatos introducen a las ovejas. Estábamos orando cuando el Espíritu del Señor en su infinita misericordia nos mostró algo que quizás hoy también le sirva a usted. En Génesis, al principio de la creación, Dios mismo nos habla de "señales" cuando dice en 1:14 que ha puesto al sol, a la luna, y a las estrellas como "señales", entre paréntesis ahora tal vez entienda usted lo que entendimos nosotros, fue por esas "señales" que los reyes magos que no eran magos que hacían magia sino "astrónomos" que "estudian" los astros (no astrólogos, que dicen "leer" los astros), supieron que nacería el Rey de los Judíos. Esto lo supieron porque vieron que la estrella más brillante del universo que se llama Arturo, se ponía en el centro o vientre de la constelación de Virgo o la vírgen, en un punto que señalaba el encaje de su nacimiento (Mateo 2:2). Luego, cuando promete a Noé que nunca más destruirá la tierra con agua, le pone por "señal" un arco iris (Génesis 9:11). Mira usted que Dios vuelve a usar las "señales" cuando le muestra a Abraham lo que hará con su descendencia (Génesis 15:5).

Y si usted va un poco más lejos y mira hacia el final de los tiempos, verá con tremendo asombro que el Hijo del Hombre no vendrá a juzgar a éste mundo sin que antes los suyos tengan una "señal" (Ezequiel 9:4 y Apocalipsis 9:4). Así que, si usted necesita una respuesta de Dios, y especialmente si usted lo que busca es agradarlo, corra y póstrese en oración y pida esa "señal o vellón a Dios" con toda congianza, no permita que ningún líder religioso, legalista y fariseo le robe su bendición.