viernes, 25 de septiembre de 2009

O se siembra escasamente o se siembra con generosamente

Guatemala es una tierra por excelencia agrícola, si usted platica con un campesino le dirá que cada año, se escoge entre la coseha lo mejor de la semilla y se guarda cuidadosamente para utilizarla como semilla para el año siguiente. Si la cosecha llega a fracasar por el tiempo, por falto o exceso de agua, de viento, o cualquier otro motivo natural, entonces para la siembra del año próximo hay que comprar semilla buena. Pero jamás se siembra semilla mala, defectuosa o pobre.

En lo espiritual Pablo nos recomienda hacer lo mismo: "El que siembre escasamente, escasamente cosechará; pero el que siembra generosamente, generosamente cosechará" (2da. Corintios 9:6). Si usted a un recién egresado o nombrado pastor, líder religioso o guía espiritual, le dice que el "diezmo" ya NO está vigente porque es una ley del Antiguo Testamento, seguro que le dice HEREJE. Aún y cuando otras leyes sí las den por caducas, como la de los sacrificios de animales y la de lapidar hasta la muerte a un adúltero. Pero si por casualidad esa persona le da a usted cinco minutos para escucharlo, quizás entendería a lo que nos referimos. Ciertamente el diezmo ERA (en tiempo gramatical pasado) necesario darlo (palabras de Jesús, Mateo 23:23). Pero, más excelentemente, Dios hoy quiere ver reflejado nuestro amor hacia EL, en no ser fariseos de dar lo mínimo, que en el caso de la ley del diezmo es, por lógica, solamente el diez por ciento de nuestras ganancias, no de lo que recibimos en total.

Si un comerciante recibe $ 10,000 al mes, pero los gastos de inversión son $ 9,000, el diezmo sería sobre $ 1,000. No sobre los $ 10,000 que son los que recibe. El diezmo se daba sobre lo que uno ganaba, no sobre lo que uno recibía. Ahora bien, si usted está dando estrictamente los $ 100 del diezmo que le correspondrían, es usted un perfecto fariseo y no tiene gratitud a Dios, pues está dando lo mínimo como agradecimiento. Así como Jesús en el Sermón del Monte amplió el grado de los pecados, así también cambió el diezmo, lo amplió. Pero, pero y pero, dijo que lo diéramos a los pobres, a las viudas, a los huérfanos... NO PARA QUE VIVAN BIEN LOS APROVECHADOS. Usted y nosotros si decimos que amamos a Dios, demostrémolo dando en abundancia, pero démoslo a los necesitados no a los aprovechados. No a los mercantes de la fe, no a los estafadores de la fe, no a los vividores de la fe, sino a nuestros semejantes que tienen necesidad. Siembre con generosidad no escasamente, pero siembre con inteligencia.