"De cierto de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de los cielos". Palabras que Jesús le dijere ni más ni menos que a un "maestro de la palabra en Israel", el fariseo Nicodemo, vea Juan 3:1:19. En donde vemos varias lecciones interesantes.
La primera, en la vida espiritual vamos a encontrar personas y aún maestros y líderes que no saben ni dónde están parados, que ya sea por ignorancia o por conveniencia, estarán enseñando lo que conviene a sus necesidades materiales pero no lo que conviene a los interéses espirituales de las ovejas (verso 10). Segundo, solamente cuando se tiene un encuentro personal con Dios, entiéndase con Jesucristo, se puede llegar a nacer de nuevo espiritualmente hablando, (versos 14-16). Tercero, solamente cuando se cree en ese Salvador, se nace de nuevo (versos 16-18). Cuarto y final y no por ello menos importante, de ese encuentro en adelante, la persona en cuestión "practica la verdad" y viene a la luz, y así es manifiesto que sus obras son hechas por Dios (verso 21). En otras y simples palabras, la persona tiene o sufre un cambio interno que lo lleva a cambiar externamente sus obras, su qué hacer, y hasta sus metas.
Hasta los apóstoles nacieron de nuevo cuando Cristo les preguntó: ¿Y ustedes, de quién dicen que soy Hijo?(ver mateo 16:15-16). Y, desde que Cristo los eligió en Mateo 10 cerca del año 26 de nuestra era hasta cuando terminaron su carrera cerca de los años 95 o 100, ellos fueron "otros" varones. Sus frutos dieron testimonio de que ellos sí nacieron de nuevo, que Pedro hasta negó al Señor, es cierto. Que Juan y Jacobo eran iracúndos, es cierto. Que Pablo también era de carácter fuerte, es cierto, pero en términos generales sus frutos fueron otros, su forma de vida cambió radicalmente, "practicaban y luego predicaban" no como los fariseos y religiosos de todas las épocas, que predican pero no practican, palabras de Jesús en mateo 23.
lunes, 9 de noviembre de 2009
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