viernes, 1 de enero de 2010

Ve y toma la tierra que Jehová tu Dios te entrega hoy.

Hoy, uno de enero de un nuevo año, muchos de nosotros iniciamos nuestra vida con "nuevos propósitos", es el esperado día del banderazo de salida de los "deseos y promesas de principio de año", a saber: Que éste año sí dejo de fumar; que éste año si adelgazo; que éste año si entro al gimnasio; que ahora sí voy a ahorrar; que ahora sí salgo de las deudas, etc. Otros, más atrevidos todavía pensamos: que éste año sí pongo mi propio negocio; que éste año si compro mi casa; que éste año me hago misionero, etc.

Todo propósito no solamente es bueno sino es de felicitarse, pero, le hemos preguntado a Dios: ¿Señor, es eso lo que quieres para mí? ¿Señor, es esa la tierra que Tú me estás diciendo que tome hoy, puesto que Tú me la estás entregando? El pueblo de israel cuando entró a la tierra de Canaán, la conquistó, no por sus propias fuerzas, no por sus propias habilidades, no por necios, o por perseverantes, la conquistaron simple y llanamente porque era lo que Dios había escogido para ellos (vea Josué 23:9). Si hubiera sido por sus propias fuerzas, deseos o necesidades, entonces por qué no conquistar mejor el Imperio Romano por completo, eran tantos y suficientes guerreros que si lo hubieran hecho, hasta el día de hoy fueran dueños no sólo de ese imperio sino de todos los demás y para siempre. Simplemente, porque la tierra que Dios les había dado, y por la cual iban a ser respaldados por El, era solamente Canaán.

Excelente que tengamos buenos y nuevos propósitos para el año nuevo, pero, ¿Está Dios en el asunto? ¿Nos ha dicho Dios, hijo-a míó-á, ESTA es la tierra que yo te he entregado hoy? ¿Vamos con la nube del Señor por delante y la columna de fuego por detrás, o vamos solos en la caminata? Si Dios no nos ha hablado, o si nosotros no le hemos preguntado, luego, si fracasamos no le echemos la culpa a EL, pues solamente nuestra.