domingo, 8 de marzo de 2009

¿Por qué tenemos que ser y dar buen testimonio?

Dios elegió a Abraham un hombre no nacido en Israel sino en Ur de los Caldeos en Babilonia, para fundar el pueblo israelita (Josue 24:1-3), luego eligió la tierra de Medio Oriente para prometérsela para siempre. Abraham le creyó a Dios y le fue contado por justicia, pero lamentablemente, su descendencia (en la totalidad) no lo creyó, sino tan sólo un remanente. A causa de que el resto no lo creyó y por lo tanto no vivió conforme lo que Dios había establecido para ellos, dice la Escritura que nos dió entrada a la salvación a nosotros que no éramos su pueblo (Oseas 2:23 y Romanos 9:25).

Ahora bien, la humanidad en sí tiene muchos problemas pero uno de los más comunes es que no se concientiza de los favores recibidos, y ese errar que cometiera en la antiguedad el pueblo judío lo estamos cometiendo hoy los gentiles. No estamos viviendo decentemente, no estamos viviendo moralmente, no estamos viviendo conforme las leyes que Dios nos dió, de tal forma que no estamos dando testimonio a otros para que deseen lo que Dios nos prometió a todos.

No podemos atraer a otros si vemos curas homosexuales en los seminarios, no podemos atraer a otros si vemos curas violando niños, y abusando de las herencias de personas solas, no podemos atraer a otros si vemos pastores vividores que hacen de la congregación su reino y de las finanzas sus propias riquezas, no podemos atraer a otros si como ovejas del Señor que nos decimos ser, no honramos a Dios siendo santos, apartándonos del mal, practicando los mismos pecados que practican los que no se dicen del Señor. Caben aquí, perfectamente, las palabras de Cristo a los religiosos: "Haced lo que ellos dicen, pero no hagáis lo que ellos hacen" (Mateo 23:2). Vea Romanos 2:24.