lunes, 29 de junio de 2009

Hasta que se conviertieron.

Hemos escuchado testimonios de personas que dicen: "Es que no leo las escrituras porque no las entiendo", o, "Yo leo y leo pero no entiendo nada". Bueno, primero que todo hemos de decir que las escrituras no son un libro fácil de entender, y segundo, que se llegan a entender solamente cuando el Espíritu de Dios nos guía a entenderlas pues bajo su inspiración es que fueron escritas.

El no entender las escrituras no es nada nuevo, en el libro de Corintios capítulo tres y versos 1-16, nosotros leemos de la mano de Pablo, la historia que narró Moisés en su momento, y es el hecho de que muchos en el pueblo de Dios, incluyendo a sus líderes, no entendían la lectura de las escrituras, por la sencilla razón de que "negaban" todo pensamiento acerca de Jesús el futuro Mesías. Y que, fue hasta que el velo del templo se rompió precisamente en la venida de Jesús como Mesías, que ellos empezaron a entender porque el velo de los ojos también les fue roto o quitado. Pero para ello dice Pablo: "Tenían que convertirse al Señor" (ver el verso 16), en donde el verso utilizado por Pablo fue "epistrefo", palabra proveniente del latín "convertirere" que significa cambiar una susbtancia, objeto, o persona en otra substancia, objeto o persona. Ejemplo muy claro de lo cual tenemos en el "agua" que Cristo convirtió en "vino" para las Bodas de Caná de Galilea.

Para entender las escrituras nosotros entonces, tenemos que "convertirnos" al Señor, lo que conlleva que seamos llenos del Espíritu Santo el cual nos explica todo como lo dijo Jesús en los momentos de su partida al cielo en las nubes, vea Hechos 1:5. No entenderemos las escrituras pues hasta que no nos convirtamos al Señor.