viernes, 18 de septiembre de 2009

¿Por qué le tememos a la muerte?

La gran mayoría de personas le tiene miedo a la muerte. Las razones generalmente pudiéramos decir que es porque nos es algo totalmente desconocido, y segundo porque todos sabemos que no estamos muy seguros de adónde iremos, esto, debido a que conocemos que nuestro comportamiento como personas deja muchos vacíos en lo que se refiere a lo espiritual.

Ignoramos cuál era el plan original de Dios, esto es, si Adán y Eva iban a vivir mil años sobre la faz de la tierra y luego serían arrebatados a su presencia, o sí, vivirían eternamente sobre la tierra con todos sus descendientes, morando Dios en medio nuestro. Pero lo que sí es una realidad es que, a raíz de su pecado trajeron como consecuencia la muerte física y la muerte espiritual a la raza humana. Curiosa e inexplicablemente, ésta raza humana, le tiene mucho más miedo a la muerte física que a la espiritual, por eso actuamos como actuamos sin el amor y la fraternidad debida a nuestros semejantes. Dice la escritura en 1era Corintios 15:56 que: "El aguijón de la muerte es el pecado". Es decir, existe la muerte porque existió el pecado", lo que explica la muerte de Adán y Eva y toda su descendencia.

Por una promesa de Dios, llegará el día en que ya no habrá más muerte física porque ya no habrá más pecado. Ese es el día en que viviremos para siempre, solamente que con cuerpos glorificados (al menos eso nos dice el verso 53). Ese es el día glorioso en que la humanidad completa escuchará una trompeta, la final trompeta de Apocalipsis, que nos estará indicando que el tiempo, como lo conocemos hoy ha terminado. Que una nueva etapa en la historia del hombre habrá comenzado. Una etapa que no tiene fin. Una etapa en donde los galardones que se reciban no los robará nadie, ni los destruirá nada. Una etapa en la que la posición celestial que hayamos alcanzado, la disfrutaremos para siempre en la presencia de nuestro Dios y Rey. Una etapa en la que ya no le temeremos a la muerte, pues simplemente dejará de ser.