jueves, 5 de marzo de 2009

El cual pagará a cada uno según sus obras.

Dios ha prometido desde los inicios de la humanidad que habrá un juicio final para cada humano que haya puesto su planta del pie sobre la tierra. Aquí en el libro de Romanos capítulo 2 y versos 5 en adelante, el apóstol Pablo nos da una pequeña explicación de cómo está planificado ese juicio. Nos dice textualmente: "que los que endurecen el corazón y no se arrepienten, atesoran ira para el día de la ira que es el día de la revelación del juicio de Dios. El cual pagará a cada uno según sus obras, así, vida eterna para los que perseveran en el bien hacer, e, ira, enojo, tribulación y angustia para los que no obedecen a la verdad".

Como ya hemos visto Jesús dijo: "Por sus obras los conoceréis" (Mateo 7:16). Y éste mismo apóstol Pablo nos dice en Primera de Corintios 3:11 en adelante, que: "El fundamento de la fe de los creyentes es Cristo, y que no solamente nadie puede poner otro fundamento sino que sobre ese fundamento es que todos hacemos nuestras obras buenas". De tal forma, explica, que algunos pondrán obras de oro, de plata, de piedras preciosas, de madera, de heno y hasta de hojarasca, pero que todas las obras serán probadas al fuego vivo al final, unas perseverarán y las otras se quemarán, el resultado de lo que quede es lo que implica y valora nuestro galardón por los siglos de los siglos.