martes, 23 de marzo de 2010

Desde el primer día.

La sordera y la ceguera espiritual en la que los hombres generalmente vivimos es tal, que muchas veces la respuesta a nuestros corazones viene tan pronto, que nos negamos a creer que venga del cielo.

Eso fue lo que le sucedió al profeta Daniel, estuvo orando por tres semanas esperando por una respuesta que había salido desde el primer minuto de su dedicación. Pero lo invadió el temor, prueba de ello es que el ángel se lo dice en el verso 10:12. Ahora bien, si eso le pasó a un gran hombre de Dios, a una persona que dejaba sus quehaceres a un lado para dedicarse a su comunicación con Dios "varias" veces al día. Cuánto más no nos va a suceder a nosotros, que vivimos "afanados", o peor aún, distraídos en los quehaceres diarios. Ciertamente los tiempos en los que vivió el profeta, son bastante diferentes en lo material a los tiempos en que vivimos nosotros, pero espiritualmente siguen siendo los mismos.

En éstos revolucionarios tiempos en que TODO o CASI TODO es instantáneo, nos desesperamos de estar buscando todo, aún que ésto, se refiera a buscar una respuesta de nuestro Dios. Pero observemos con cuidado, quizás la respuesta salió desde el primer día, y tan sólo somos nosotros los que no hemos visto u oído la solución. Quizás somos sólo nosotros los que no hemos o no quermos entender la misericordia de Dios, porque el TEMOR nos tiene ciegos y sordos. El problema puede ser económico, moral, familiar, de trabajo, de salud, de decisiones, etc. pero todo tiene una solución, la cual, acaso ya tenemos en la mano.