lunes, 22 de marzo de 2010

¿Quién es rico, el que mucho tiene o el que poco necesita?

Una muy buena pregunta a la cual debiéramos conocer la respuesta es ésta ¿Quién es el rico, el que tiene mucho o el que necesita poco? Seguramente casi todos diríamos que rico es el que tiene mucho. Sin embargo ¿De qué nos sirve ganar cinco, diez o veinte mil, si debemos seis, once o veintiun mil? ¿No es mejor acaso, no deber nada y ganar sólo mil?

Ahora que el mundo anduvo en crisis económica, uno de los primeros consejos que los economistas y los asesores nos dieron a todos era: evite gastar en lo innecesario, y sobre todo "en la medida que pueda, pague sus deudas", etc. ¿Por qué? Por que es mejor ganar poco o tener poco, pero que sea de uno. El sabio Salomón nos enseñó el siguiente pensamiento: "Hay tiempo de desechar, pero hay tiempo de guardar" (Eclesiastés 3:6). José, el hijo de Jacob, cuando gobernó Egipto nos enseñó una gran lección, guardar en tiempos de abundancia, porque siempre luego de ese tiempo, viene el tiempo de limitación (Génesis 41:48). Nosotros en la familia tuvimos el privilegio de tener una bisabuela que nos repetía continuamente: "Cuando ganen diez, piensen que ganaron ocho o nueve y guarden uno o dos"; "de centavo en centavo, se hacen las grandes fortunas"; y, "el que guarda, siempre tiene".

La escritura nos da secretos para siempre tener: "El que da al pobre, ha Jehová le presta" (Proverbios 19:17); ""El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no será oído" (Proverbios 21:13). "El justo DA y no DETIENE su mano" (Proverbios 21:26). Por ello, desde ésta pequeña ventanita o tribuna que el Señor nos ha dado, siempre hemos predicado y primero Dios seguiremos predicando que: Estamos para dar, no para recibir. Que vivimos para predicar el evangelio y compartir materialmente lo que podamos, y no para vivir del evangelio y tomar de él lo que podamos. Sin dejar de reconocer que el Señor autoriza, que todo aquél siervo fiel y prudente que se dedique a predicar el evangelio, tome del evangelio lo que le corresponde para vivir dignamente, pero sólo eso, no más. Compartamos siempre que podamos, y eso, según nos dicen las escrituras, nos dará la oportunidad de tener siempre lo que necesitemos.