viernes, 15 de enero de 2010

Aún estando en el Templo.

Durante nuestra caminata en el Señor, hemos visto mucho en el sentido que hay personas que creen que se es más santo, o que se está más guardado si se está dentro de una congregación, lo que antiguamente llamaban el Templo o el Tabernáculo de Dios. En la escritura misma encontramos ejemplos que no necesariamente esto es así. Se ha creído que estando entre los hermanos se esta más guardado, que allí se propicia más el estudio de la Palabra de Dios, y que, es allí, en donde es más fácil que Dios le hable a uno.

El sacerdote Elí y sus hijos, son una prueba contundente que aún y cuando, se encuentre alguien dentro del Templo, y es más, aún en el liderazgo mismo, NO GARANTIZA NADA. Elí, siendo un líder no tenía discernimiento, lo vemos al menos en tres ocasiones: una, creyó que Ana estaba borracha cuando derramaba lágrimas sobre el altar del Templo (1era. Samuel 1:14). Y dos, no supo entorpecer el camino de sus perversos hijos (1era. Samuel 2:17), y tres, necesitó Jehová llamar tres veces a Samuel, para que Elí entendiera que era El quien hablaba (1era. Samuel 3:8). Y el pecado de los hijos pues ya es de todos conocido, no sólo no tenían respeto por el altar, sino además tenían relaciones sexuales con las mujeres que velaban en la entrada del Templo o Tabernáculo, abusando de ellas (1era. Samuel 2:17 y 22).

Nadie es necesariamente más santo o propicia ser santo por estar dentro del Templo o dirigiendo el Templo. Eso no es garantía de nada. La garantía es una decisión personal de buscar a Dios cada día, cada momento, de tomarlo en cuenta en nuestros diarios quehaceres, consultar con El primero qué debemos hacer, qué piensa El de lo que estamos planeando, qué quiere El que hagamos, para dónde quiere El que tomemos, a quién quiere que ayudemos, cómo quiere que lo ayudemos, hasta dónde quiere que lo ayudemos, etc. Pero algo sí es totalmente cierto y comprobable, uno se puede no tener discernimiento estando en el Templo, y aún estando en el liderazgo.